viernes

DESERTAR DE UNA BANDA LITRADA


Era el desierto; y la madera ya no era la madera que yo conocía.
Divisé entonces terrosas cruces. Lejos, allá en el fosal.
El viento calichero vino feroz al encuentro de mis pieles reveladas;
hiriendo entre otras al rostro pálido imitado en el tiempo, allá en el sur.
Quise hacer memoria ajena; y recurrí a las ajadas cuartillas;
a las hojas amarillentas de tanta historia;a las hojas desdeñadas del repertorio. Copyright ©

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