
Desnuda adentrabas tus pies en los reflejos titilantes del cauce;
y mientras jugabas con ellos, alzabas la mirada enjugando
con un dócil movimiento tu larga cabellera.
Sin que lo supieras, el reojo furtivo asomó por entre la hierba y los ásperos árboles del bosque. Copyright ©
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