Agustín Carrera zapateó desde más allá de la coronilla de un alopécico; hasta la penumbra visible de un foco luminiscente que animaba la última pelea de la noche. Lo anterior, sólo por redimir el afán inconcluso de un recluso que quiso demostrar que aquello de la ultratumba, no tenía validez a la hora del socavamiento de los calabozos. El casi vate acertó cuando propició aquello de que el aroma concluyente de los tomates verdes fritos, asemeja a un patache de res a las brasas.
Actualizada hoy después de ayer por Respi Radhero (www.mascahuin.cl)
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Términos y Condiciones de la versión tergiversada: Pasquín “La Oreja de Van Go” y a la editora de “La Cazuela Popular”
Fuente : La Cuncuna en la Cuneta
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